El Mango es uno de los cultivos más generosos, por ser una especie muy rústica, que se adapta bien a diferentes condiciones de suelos, como arenas pobres, suelos fértiles, suelos pedregosos y en pendiente de cerros; además, es poco exigente en nutrientes y tolera bien el estrés hídrico, sea por escasez o exceso; cuenta con muy pocas plagas y enfermedades que prevenir y controlar, asimismo presenta una buena productividad por planta y buen rendimiento por hectárea.

Pero, si hay algo que nos puede definir el éxito o fracaso en este cultivo es el periodo de floración. En el mango este periodo es muy dependiente del clima, para ser exactos de la temperatura mínima y la sensación térmica.

El mango necesita tres condiciones para florear naturalmente: brote maduro, estrés hídrico (agoste) y una temperatura mínima por debajo de 16°C. Las dos primeras las podemos controlar, en cambio el clima es el único factor que aún está fuera de nuestras manos; sin embargo, podemos adaptar nuestro programa de manejo según el clima que se presente para nuestra campaña. En vista de ello existen 2 escenarios: el primero, un año caluroso, y el segundo, un año frío, siendo el manejo de la floración completamente distinto según cada caso.

En un calendario caluroso, como un año del fenómeno de “El Niño”, será difícil tener la mínima temperatura de 16 °C y, si la tuviéramos, solo será por lapsos cortos, algunos días, por pocas horas; entonces, debemos mantener nuestros campos preparados para esto. En cuanto comience la campaña la poda debe ser temprana o no podar, ya que un brote, bajo nuestras condiciones, demora en madurar 90 días, por lo tanto, si se poda hasta la primera semana de abril se obtendrá un brote maduro la primera semana de julio, que es cuando las temperaturas empiezan a bajar, hasta agosto, dado que, históricamente, estos son los 2 meses más fríos del año y debemos lograr la diferenciación de la yema del brote maduro en una flor.

Podar temprano o no podar sirve para lograr tener el brote lo más maduro posible para los meses de frío; complementariamente tenemos que ayudar a ese brote a madurar con aplicaciones de sulfato de potasio vía foliar, de 4 a 8 kg por cilindro, y etileno, de 50 a 100 ml por cilindro. Las dosis dependerán de cuán alta sea la temperatura y le falte madurar a nuestro brote.

El agoste se debe realizar temprano; se recomienda dejar de regar en cuanto haya brotado nuestro mango, pues esto ayudará a madurar rápidamente el brote y tener a la planta estresada para la diferenciación floral. Por último después de haber logrado el brote maduro y tener nuestra planta bien agostada, debemos promover la INDUCCIÓN FLORAL, con aplicaciones de nitrato de potasio cristalizado de 4 a 8 kg por cilindro semanalmente hasta ver respuesta en nuestras yemas, suspendiendo cuando hayamos asegurado más del 70 % de yemas abriendo en flor.

El otro escenario es el año frio, la temperatura estará por debajo de 16 °C y, si es muy baja, menor de 12 °C, tendremos manguillo, producido por la muerte del embrión debido a las bajas temperaturas, y al morir el embrión, quien produce el ácido giberélico, el fruto ya no crecerá, se quedara pequeño y no será comercial. Si estamos ante un año frío debemos podar de todas maneras y atrasado, ya que no nos conviene que nuestro brote esté maduro en los meses de julio y agosto, período que será muy frío y puede provocar manguillo, debemos seguir regando no agostar. Por último, botar la flor; una flor adelantada tendrá problemas tanto sanitarios como comerciales; una fruta muy adelantada no tendrá buenos precios, al botar la flor ganamos casi un mes, que es lo que demora en salir la segunda flor, y debemos realizar la labor un mes antes de que suban las temperaturas, cosa que de todas maneras tendremos otra flor y esta se hallará en cuaja en primavera, con temperaturas más altas. En Casma se poda la flor en agosto, que aún hace frío, y seguro sale otra flor y esta cuaja en setiembre, con mejores temperaturas, cosechándose en marzo con buenos precios.

Es importante, lograda la floración, no descuidarnos sanitariamente. El momento que más daño puede hacer las plagas y enfermedades en el mango es en floración; aplicar para oídium al menos 2 curativos como triadimenol, spiroxamina, difenoconazol, etc., y cada 10 días azufre polvo mojable 2 kg por cilindro. Debemos evaluar presencia de trips y chinche; en caso de ver 1 chinche por panícula y 50 trips por panícula se debe aplicar, ya que los daños de estos no se verán hasta que el fruto empiece a crecer y estará manchado, se pueden aplicar productos de contacto, ingestión y sistémicos, como methomil, spinosad y imidacloprid.

La agricultura es un negocio y nosotros debemos producir mangos con rendimientos ascendentes cada año y solo se logrará si tenemos buena floración, sea cual sea el clima, y de los cuidados que le demos a la flor.